ACTO DE
FIN DE AÑO. A MODO DE SAINETE.
AUTOR:
LUIS E. MARVAL HIDALGO
DICIEMBRE
2022
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REPARTO
DIEGO CORPIÑO:
Funcionario del Ministerio de Hacienda.
SUSANNA BELCANTO:
Esposa de Diego Corpiño.
MICHELLE: Hija de Diego y Susanna.
GABRIEL: Médico I.
SANTIAGO: Médico II.
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ACTO ÚNICO.
DOS
ACTORES PRINCIPALES FRENTE AL PÚBLICO. TRES ACTORES SECUNDARIOS DE PARTICIPACIÓN BREVE. BACK UP NAVIDEÑO O NEUTRO.
SUSANNA (SERIA.
DIRIGIÉNDOSE AL PÚBLICO)
—Una obra
de teatro escenificada en Navidad no puede despedirse del público asistente sin
desearle felicidad y prosperidad para el Año Nuevo, pero hoy quisiera que no
fuesen tan solo unas palabras bonitas, que sí, son válidas, necesarias y muy
bien recibidas ante tantas cosas malucas que nos tocó vivir este año a quienes
aún estamos acá guapeando en Venezuela, así que vamos a hacer algo diferente.
Haremos algo mejor.
DIEGO
(CURIOSO)
—Me encanta, Susi, ¿qué vamos a hacer?
SUSANNA
—Serás mi
ayudante. Unirás tus fuerzas conmigo para vaticinar el futuro.
(EN VOZ
ALTA DIRIGIÉNDOSE A MICHELLE, QUIEN NO ESTÁ EN ESCENA)
—Michelle, hija,
tráeme una bola de cristal y una mesa, que voy a leer el futuro del público presente hoy.
DIEGO (SORPRENDIDO
E INCRÉDULO)
—Amor, ¿desde
cuándo eres adivinadora? Nunca me lo habías dicho.
SUSANNA
—Toda la
vida he querido ser adivinadora, medio bruja, leer la bola de cristal.
DIEGO
—¿Para ver
el futuro?
SUSANNA
—No chico, no
solo por el futuro, sino porque me enteraría de un montón de chismes. ¿Tú te
imaginas la cantidad de cuentos que nos contaría la bola de cristal?, por
ejemplo, los chismes de la concejal Trillo; los de la diputada Cabrutas, a quien acusaron de robo y cobro de comisiones e ipso facto la mandaron como embajadora en El Vaticano; los secretos
íntimos de alcoba de los personajes del gobierno actual…
(AMBOS SE
QUEDAN ESTÁTICOS UN RATO MIRÁNDOSE EN SILENCIO)
DIEGO (MUY
SERIO)
—Más que
chismes, serían cuentos de terror.
SUSANNA
(REFLEXIVA)
—Pero
piénsalo bien, amor. ¿Por qué te espanta la idea? Fíjate. Si ellos son
personajes públicos, y de paso elegidos con los votos de nosotros, los venezolanos, entonces
¿qué hay de malo en conocer lo que hacen? Nosotros tenemos el derecho a estar
informados acerca de qué o cuándo, o por qué los funcionarios hacen o dicen cosas
que, como habitantes del país, nos afectan en todo momento. Si ellos en la cama o en la
intimidad hablan de temas de Estado, y hasta toman decisiones, entonces
nosotros deberíamos saber con lujo de detalles qué se dicen en esos momentos
íntimos, ¿no te parece? ¿Qué hay de malo en eso?
DIEGO
(ESTREMECIÉNDOSE)
—Me da
escalofrío solo pensar en las intimidades de algunos de ellos…
SUSANNA
—A lo mejor
es allí, Diego, en los momentos privados en la alcoba, donde comentan y toman
decisiones de Estado trascendentales, como por ejemplo devaluar otra vez la
moneda, cambiarle el nombre a las autopistas o torcerle el pescuezo al caballo
del escudo nacional. Quizá lo hacen mientras están juntos en el baño, enjabonándose
el uno al otro, o sacándose las cejas o mirándose la barriga en el espejo y
nosotros —por falta de visión— no sabemos cómo ni por qué lo decidieron, ¿por
qué?, ¡gua!, porque no hemos ejercido nuestro derecho a conocer la verdad de
raíz.
DIEGO
(ESTREMECIÉNDOSE)
—De solo imaginar
a algunos de esos personajes en pelotas se me eriza el cuerpo…
SUSANNA
(GRANDILOCUENTE)
—Imagínate
la escena: una cama… no, una cama no, una camota, y los dos allí, echaos panza
arriba y vestidos como Adán y Eva y, mientras una de ellas le exprime las espinillas
de la cara al otro, le va diciendo: —Mi amor (aunque, Diego, ahora que lo pienso, yo no sé si ellos en los
momentos íntimos prefieren llamarse “camaradas” porque les suena más romántico), ¿por dónde iba…?
DIEGO
(ESTUPEFACTO ANTE LO QUE ESTÁ OYENDO)
—Por “mi
amor” espachurrándole las espinillas de la cara al otro.
SUSANNA
—¡Ah!, sí. Continúo:
imagínate, Diego, que con la bola de cristal nos enterásemos de que le dijeron al
presidente, entre espinilla y espinilla: —Mi amor,
las esculturas de Caracas ya tienen sus añitos, lucen viejitas… y pertenecen a
la Cuarta. ¿Qué te parece si las quitamos y ponemos unas nuevas esculturas en
la autopista Cacique Guaicaipuro, esa que antes llamábamos Francisco Fajardo?
Tengo un sobrino de crianza llamado Elpidio que está sin empleo. Recién unos días atrás logramos sacarlo del manicomio donde estuvo internado varios años, y ahora él está haciendo unas bellas esculturas con las bolitas de carne de los pasapalos y los palillos usados que botan en las fiestas en Fuerte Tiuna.
DIEGO. (MIRANDO
ATÓNITO)
—Susi, me
estás atemorizando, ¿hoy te tomaste la pastilla?
SUSANNA
(PROSIGUE IGNORANDO LA PREGUNTA DEJADA POR DIEGO)
—Y así, Diego, sabríamos
que el arduo proceso de toma de decisión de cambio del patrimonio arquitectónico
y escultórico de la capital, es directamente proporcional a la cantidad de
espinillas que tenga el presidente en la cara. Incluso nosotros podríamos
estar pendientes cuando le salga alguna nueva, porque ese día seguro tendremos decisión
de reemplazo de antiguas esculturas por las nuevas elpidianas revolucionarias.
¿Y si eso ocurriese con las espinillas de la cara, cielito, te imaginas lo que podría
pasar cuando le dan sobaítas de espalda?...
MICHELLE (VOZ
EN OFF)
—¡Mami, no
hay bola!
DIEGO (EN
SHOCK POR LO ESCUCHADO)
—¿Escuchaste?
No hay bola de cristal, Susi, no podrás leer el futuro.
(NERVIOSO)
—Ahora sí, amor,
tranquilízate, ¿sí?, respira profundo, mami, cuenta tres e inhalas y luego cuenta
tres y exhalas, ¿sí?
(GRITA A MICHELLE)
—¡Michelle, hija,
la
pastilla, tráele a tu mami YA la pastilla!
(CONTINÚA
HABLANDO A SUSANNA)
—Te tomas la
pastilla, mi amor, la que te recetó tu amigo, el siquiatra Félix, te relajas y deseas feliz
Navidad y próspero Año Nuevo al público, tal como lo hemos hecho toda la vida, ¿sí?, sin lectura de bolas de cristal, ni espinillas, ni sobaítas de
espalda.
SUSANNA (AUSENTE
DE LO QUE HA DICHO DIEGO)
—¡Qué
contrariedad!… No hay bola de cristal, pero eso tiene solución.
(RESUELTA)
—A ver, Diego,
muéstrame tu codo y leeremos el futuro a través de él.
—¿Mi codo?...
SUSANNA
(CON SEGURIDAD DE LO QUE HACE)
—Sí, voy a
leer las arrugas de tu codo. (SE QUEDA MIRANDO EN LONTANANZA)
DIEGO
(MOLESTO)
—¡Ah, Dios, coroto!
Confirmado: estás empeorando. Tenías que haberte tomado tu vaina antes de la
función. Ahora me pones a parir.
(CONCILIADOR)
—Susi, para
ver el futuro, los adivinadores leen la palma de la mano, las hojas del té, el
tarot, el cipo del café o hasta las cartas robadas del buzón de la vecina, pero
¿qué guarandinga es esa de que vas a leer las arrugas del codo?
SUSANNA
(TEATRAL, MANTENIENDO LA MIRADA AUSENTE, FIJA EN LONTANANZA)
—Las arrugas
del codo no mienten, Diego, y nunca han mentido.
DIEGO (SUPLICANTE, DIRIGIÉNDOSE AL PÚBLICO)
—¿Hay algún
médico en la sala?
GABRIEL ENTRA
EN ESCENA
—Yo soy
médico.
DIEGO
(DESESPERADO)
—Doctor, gracias
a Dios que llegó, ¡ayúdeme! Susana cree que es adivinadora y quiere leer el
futuro a la audiencia. Quería una bola de cristal, pero como no la consiguió
ahora está diciendo disparates, como por ejemplo que va a revelar los secretos
de alcoba de la gente del gobierno, y eso nos puede meter en un lío. ¿Qué
hacemos?
GABRIEL
(PENSATIVO)
—Es un
caso difícil. Consultaré a un colega que vino conmigo. Colega, Santiago, ¿puede acercarse
y echarme una ayudaíta con un caso acá?
(ENTRA SANTIAGO
Y SUSURRA CON GABRIEL MIENTRAS MIRAN A SUSANNA Y HACEN GESTOS DE QUE ESTÁ LOCA)
GABRIEL
—La vamos
a dejar un rato así. Primero vamos a escuchar lo que dice, a ver si nos da
algún dato interesante de las carreras de caballos del 5 y 6 del domingo próximo, y luego, si la cosa se pone buena, hacemos otra función
solo contando las intimidades de esa gente del gobierno. Sería un exitazo.
DIEGO
(INQUIETO)
—¿Y si
revela temas demasiados íntimos? ¡Bolas!, usted no sabe cómo es Susanna cuando
se le suelta la lengua…
SANTIAGO
(REFLEXIVO Y SERIO)
—Sería lo
mejor que pudiese ocurrir, porque en nuestra defensa diríamos que ella es una
paciente con esquizofrenia y que estamos haciendo todo lo que está a nuestro
alcance para volverla a sus cabales, así que no nos podrían demandar, pero por otro lado hacemos un negocio de adivinación para autoridades y dignatarios de otros países y, de ñapa, nos cuadramos con el
imperio, por si acasón. No solo vendrían presidentes, sino que habría vicepresidentes, ministros, directores, reinas, sota, caballo y rey. ¡Un negoción!
SUSANNA
(EN TRANCE)
—No pierdas
tiempo, Diego, ya siento que me inundan los efluvios cosmogónicos.
(GABRIEL Y
SANTIAGO SE RETIRAN)
DIEGO
(ARREMANGÁNDOSE PARA MOSTRAR EL CODO)
—Lo que
tengo que aguantarle a Susanna para ganarme unos churupos. Okey, Susi, dale, acá
está mi codo.
SUSANNA EXAMINA
EL CODO A CONCIENCIA.
—Ya
comienzan a aparecer los símbolos de las runas en tu codo y mi visión chamánica
los descifra…
(TRAS EL
EXAMEN SENTENCIA)
—Diego, la
lectura de las arrugas de tu codo ¡es inequívoca!
DIEGO (MOSTRANDO
CURIOSIDAD)
—¿Sí, qué
escribieron?
SUSANNA (ROMPIENDO
EL TRANCE Y RETOMANDO SU MANERA NATURAL DE HABLAR)
—Que tienes
que echarle crema hidratante a tu codo, mijito, porque, además de feo y arrugado,
está más reseco que un cartón en los Médanos de Coro y se descama solo de
mirarlo.
(GRITA A
MICHELLE)
—Michelle,
hija, tráele la crema hidratante de cuerpo a tu papá, que tiene la piel como la de una
momia egipcia.
DIEGO
(MOLESTO RETIRA EL CODO Y SE QUEDA OBSERVÁNDOLO)
SUSANNA
(VUELVE AL TRANCE)
—Y ahora,
invoco la confluencia de las energías cósmicas, de las buenas vibras y del don
de lengua de los ancianos profetas para predecir el futuro.
(SOBREACTUADA)
¡Oh, ancestros!, iluminen mi verbo…
DIEGO
—Y el
predicado.
SUSANNA
(EN TRANCE Y CON OJOS CERRADOS)
—Ya comienzo
a visualizar... cambios… ¡Vienen cambios!... ¡¡Se aproximan cambios!!
(SUSANNA Y
DIEGO INTERCAMBIAN DE LUGAR)
(ENTRA
MICHELLE DESDE UN COSTADO DEL ESCENARIO)
—Mami, no hay crema hidratante. La abuela se la echó a los helados creyendo que era
leche condensada.
(MICHELLE SE RETIRA)
SUSANNA VUELVE
AL TRANCE, GESTUAL APUNTANDO Y MIRANDO HACIA LAS LUCES DEL ESCENARIO
—La lectura
de los focos del escenario es irrefutable: se aproximan mejores tiempos…
DIEGO
—Sí, es
tiempo de que salgamos a echarnos un langanazo, Susi, porque tengo el gaznate
seco desde hace rato, ¡ah!, y de paso te zampas la otra pastilla, que se te
pasó la hora de tomarla y debes evitar el delirium tremens.
SUSANNA
(CON VOZ FINGIDA DE PROFETISA)
—La lectura
de las luces del teatro señala que tras años de penurias, los venezolanos nos
regocijaremos viendo la partida de muchos de esos que nos afligen en la
actualidad…
DIEGO
—Amén,
ojalá sea en jet y no en burros con reumatismo.
SUSANNA
—Y también veremos
la llegada de otros que nos causan inmensas alegrías…
DIEGO
(SONRIENTE)
—Sí, las
caraotas, el arroz, el Cheez Whiz, el solomo de cuerito encebollado…
MICHELLE. (VOZ
EN OFF)
—¡Y el pepito
de lomito!
AMBOS VOLTEAN HACIA DONDE SALIÓ LA VOZ, LUEGO SE MIRAN ENTRE ELLOS Y SE ENCOGEN DE
HOMBROS.
SUSANNA
(RETOMA LA ACTITUD DE TRANCE)
—Regresan a
nuestras casas y a nuestras mesas…
DIEGO (INTERRUMPIENDO
Y SONRIENTE)
—¡El güisqui
y el Gato Negro carmenere!
SUSANNA (ROMPIENDO
EL TRANCE)
—No, chico,
me refiero a personas, no a comida. ¿Tú solo piensas en estar jartando y
bebiendo todo el santo día?
DIEGO
(JUSTIFICANDO SU ACTITUD)
—Mami, es que con
esta pelazón que tenemos, yo paso más hambre que gata ladrona. No cobro la
quincena desde antes de la pandemia.
SUSANNA
—Hay que
ver cuán ingrato estás hoy conmigo. Yo, tu protectora, yo, quien también he
sufrido tanto este año donde ninguno de los 17 motores de la revolución funcionó
y nos desguazaron el sueldo. Yo, que he padecido tantas penas…
DIEGO
(COMIENZA A CANTAR)
—Para
ahogar hondas penas que tengo | que me matan… —y añade—: No sigas con ese bolero
de Julio Jaramillo, Susi, que esto no es la La Historia de una Canción.
SUSANNA
—Pues,
sigamos con lo que nos traerá la Navidad de este año y el futuro.
(VA
MIRANDO Y SEÑALANDO AL AZAR A PERSONAS EN EL PÚBLICO)
—La lectura
de los lunares en las caras del público de la segunda fila declara que habrá alegría
y reencuentro con seres queridos en el hogar. También habrá gente amada lejos
que no estará presente compartiendo esta cena de Navidad con nosotros y que comenzará
a arreglar sus maletas para venir en cuanto tengan oportunidad.
La lectura
de las uñas comidas de la mano de aquel señor (SEÑALA A CUALQUIERA EN EL
PÚBLICO) dice que habrá gente de todas las clases sociales y en todos los
rincones de Venezuela barriendo los cristales tirados en el suelo, reconstruyendo
las casas y al país, volviendo a comenzar y alegrándose porque el sol volvió a
salir para todos.
La lectura
de las patas de gallo maquilladas de las señoras de la primera fila muestra que
los estudiantes, maestros y profesores venezolanos volverán a las aulas a
demostrar de qué estamos hechos y de qué somos capaces cuando tenemos libertad
y somos tratados como gente a quien se le respeta sus derechos.
Se lee en
los huequitos nuevos de las correas de quienes han perdido peso que será un
trabajo arduo, duro, muy duro, donde todos tendremos que colaborar, que tomará
años para recuperarnos, más de lo que algunos quisiéramos, pero que daremos ese
primer paso para que en el futuro no caigamos de nuevo en la tentación de creer
ni en caudillos, ni en horóscopos, ni en adivinos, ni en ayudas externas, sino en nosotros mismos, en nuestro
esfuerzo, en nuestra voluntad de no dejarnos derrotar y en nuestro optimismo
inquebrantable.
¡FELIZ NAVIDAD Y PAZ EN LA TIERRA A TODOS LOS VENEZOLANOS DE BUENA VOLUNTAD!
FIN
Luis E.
Marval Hidalgo.
Madrid,
15-8-2022
Me encantó!!
ResponderEliminarGracias por leerlo y por tu comentario. Un abrazo
ResponderEliminarBuenísimo, me trasladé a algún restaurant español de la Solano hablando contigo, muertos de risa e inventando historias de cualquier situación cotidiana…por cierto fueron tiempos hermosos, el Avila se llamaba Avila y la Francisco Fajardo se llamaba Francisco Fajardo
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. El Ávila y la Fajardo seguirán teniendo esos nombres mientras nosotros no los dejemos en el olvido.
EliminarExcelente! Felices Fiestas para vos también !
ResponderEliminarGracias
ResponderEliminarOjalá te montaran esa obra en teatro . Con las respectivas revisiones y adecuaciones
ResponderEliminarPor cierto, Félix usaba eso de las arrugas en el codo para calcular edad en las féminas😄
Gracias, Rubén, por haberlo leído y por tu comentario. No sabía lo del codo de las féminas y de nuestro amigo Félix.
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